Decenas de miles llenaron Novi Sad para conmemorar un año desde que el colapso de un dosel de estación de tren mató a 16 personas, convirtiendo el recuerdo en una contundente reprimenda al gobierno del presidente Aleksandar Vucic. Los estudiantes lideraron momentos de silencio de 16 minutos, depositaron coronas y encendieron velas, mientras los oradores acusaban de corrupción y nepotismo en proyectos estatales con China; 13 personas han sido acusadas, pero ninguna responsabilizada. La madre de una víctima prometió una huelga de hambre. A pesar de las recientes redadas policiales y los trenes cancelados, las multitudes llegaron por carretera. La jefa de ampliación de la UE, Marta Kos, elogió los llamamientos a la rendición de cuentas y a la democracia inclusiva.
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