Casi un mes después del cierre del gobierno, el presidente Donald Trump ha mantenido una agenda pública completa —viajes al extranjero, recaudación de fondos, incluso almuerzos con hamburguesas en la Casa Blanca— mientras que muchos menos empleados de la Oficina Ejecutiva están suspendidos que durante 2018-19. Con aproximadamente 750,000 trabajadores federales apartados o sin pagar y la financiación de SNAP venciendo después del viernes, la Casa Blanca proyecta un "business as usual", una postura que sus aliados llaman "más inteligente", mientras que otros dicen que su atención está en otra parte. La administración culpa a los demócratas; una encuesta encuentra que la culpa se extiende a ambos partidos. Trump dice que el gobierno debe reabrir, pero ha reducido puestos y redirigido fondos hacia prioridades como el pago militar.
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