Cuando se acercaba el anochecer en Texas, Stephany Gauffeny acunaba a su recién nacido en la tumba sin marcar de su esposo, Miguel García-Hernández, de 31 años, quien murió el 29 de septiembre después de recibir un disparo mientras estaba encadenado en una camioneta fuera de la oficina de campo de ICE en Dallas. Las autoridades dijeron que el pistolero apuntó a los funcionarios de ICE, pero solo resultaron heridos los detenidos. García-Hernández había entrado en custodia esa mañana después de una estancia en la cárcel por conducir bajo los efectos del alcohol. Gauffeny, que ahora se enfrenta a facturas y odio en línea, está sopesando acciones legales. México organizó un indulto humanitario para que su madre pudiera viajar a EE. UU. antes de que él muriera.
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