Los intentos del presidente Trump de influir en el Departamento de Justicia para que procesara a sus oponentes políticos se enfrentan a varios controles sistémicos. Ha reemplazado a fiscales estadounidenses que se negaron a presentar cargos, pero las normas procesales, los grandes jurados y el control judicial ofrecen posibles obstáculos. Los fiscales deben cumplir con los estándares probatorios para acusar, y los grandes jurados han rechazado recientemente acusaciones en casos similares. El control judicial permite impugnar los procesos con motivación política, y las declaraciones públicas de Trump podrían socavar dichos casos. Si bien existen estas salvaguardias, el proceso en sí mismo puede infligir un daño significativo incluso sin condena.
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