Investigadores de la ONU documentaron cientos de casos de pilotos de drones rusos que atacaron a civiles en Jersón, concluyendo que los ataques equivalen a crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. Durante más de un año, pequeños drones lanzaron granadas sobre personas, ambulancias y equipos de bomberos, a menudo cerniéndose sobre los incendios para atacar a los socorristas, según el informe, que describe una política coordinada para aterrorizar y expulsar a los residentes. Rusia niega haber atacado a civiles y se negó a cooperar. Imágenes transmitidas en vivo y publicaciones de unidades en línea subrayan la intención. Jersón ha instalado redes de protección mientras los zumbantes drones mantienen a los residentes en vilo.
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