Imágenes satelitales muestran el Ala Este de la Casa Blanca reducida a escombros mientras los equipos avanzan con el plan de 300 millones de dólares del presidente Donald Trump para un salón de baile de 90,000 pies cuadrados, a pesar de las garantías anteriores de que el proyecto no afectaría la estructura. La secretaria de prensa Karoline Leavitt defendió la demolición, diciendo que los planes evolucionaron tras el consejo de arquitectos y contratistas, y que la construcción será financiada privadamente por Trump y donantes, y su contribución será divulgada. Los reporteros presionaron sobre por qué no se le informó al público antes. Un funcionario de la Casa Blanca dijo que los planes no han sido presentados a la Comisión Nacional de Planificación de la Capital; Leavitt argumentó que la aprobación solo es necesaria para la construcción vertical.
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