En el condado de Prince George, empleados federales hicieron fila para recibir alimentos mientras un cierre retenía los salarios de 1.4 millones de trabajadores civiles, la mitad suspendidos y la otra mitad aún en sus puestos. Las 300 cajas iniciales del Capital Area Food Bank se agotaron antes de que llegaran refuerzos, lo que subraya la creciente necesidad y el deterioro de la salud mental. Con la interrupción de los cheques de pago del viernes, los trabajadores recurrieron a préstamos, retiros por dificultades y fondos de ayuda sindical que se están agotando rápidamente. Si bien la administración Trump redirigió dinero para pagar a algunos —desde militares en servicio activo hasta 70,000 oficiales del DHS— muchos colegas permanecen impagos, una disparidad que, según el Bipartisan Policy Center, está comenzando a tener repercusiones en las economías locales.
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