Convertir gloria robada en efectivo puede resultar difícil. Tras un descarado robo en el Louvre —los ladrones entraron por una ventana, rompieron cristal antiguo y huyeron con nueve piezas— el gobierno francés valoró el botín en unos 102 millones de dólares, pero solo si estaba intacto. El joyero parisino Stephen Portier dice que arrancar piedras de sus engastes podría reducir el valor en un 90%. Con los comerciantes en alerta y descripciones "ADN" detalladas de las piedras, vender incluso diminutos diamantes tallados a la antigua o grandes perlas es arriesgado. Los ladrones dejaron caer la corona de la emperatriz Eugenia; por qué lo intentaron en absoluto, dice Portier, es una "buena pregunta".
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